A veces el truco está en afrontar las cosas
sin pensar demasiado en ellas, sin comederos de cabeza, porque solo
sirven para asustarte. Tan sólo tienes que saltar, afrontarlo, quizás
cerrar los ojos, pero nunca rendirte.
Y habrá gente que no crea en
ti, que espere tu caida y se rian. Pero esa gente solo está ahí
esperando a que tú les borres esa esperanza. Porque si hay fe, no hay
ningún impedimento. Está el miedo a
caer, está el miedo a chocar contra el suelo, y también está el miedo al
ridículo. Pero cuando saltas, esos son los miedos terrenales en los que
no tienes que pensar. Sólo te van a hacer retroceder y no merece la
pena.
Y habrá dudas, tampoco lo niego. Pero el triunfo siempre ha
residido en la autoconfianza. Y en el fondo lo sabes, y en el fondo lo
saben, por eso te hacen dudar. Demuestra que puedes. Demuestra que tú
vales más, que puedes luchar, que no vas a caer. Y simplemente...
Salta.

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