La gente como tú nunca cede el paso, si puede te
pisotea y te impone una culpa desmedida
que rebosa el vaso del buen hacer. Es malagradecida,
tiene suerte y a su lado siempre habrá una persona a la que avasallar y manipular. La gente como tú se
calza de soberbia, es estúpida e
insolente. Intransigente en sus andares y mandona en todas las formas de expresión posibles. Va de amiga,
se da la vuelta y te critica. La gente
como tú le dice a los demás que " tú no eres tan guapa". Envidian tu luz y tú belleza
simple: sin maquillajes, ni conservantes.
A la gente como tú yo no la quiero en mi vida.
A la
gente como tú lo que más le repatea es la gente como yo, porque...
La gente como yo es bonita. Bonita de corazón, de
alma y de sentimientos. La gente como yo es honesta, leal y sincera. Se
equivoca, pide perdón y sumé sus errores. La gente como yo perdona, desea el
bien a pesar del daño y lo único que pisa, es la firmeza de los pasos por donde
anda. La gente como yo no quiere a medias, ni se nutre de la infelicidad de aquellos
que lo están pasando mal. Ni siquiera, de la tuya.
La gente
como yo no tiene suerte. ¡Se la trabaja! Lucha por lo que quiere hasta
conseguirlo. La gente como yo se cae cien veces y se levanta ciento una. Se
hace experta a base de decepciones, se recompone una y mil veces, y se hace
amiga de las lagrimas que nadie secó cuando más lo necesitaba. La gente como yo
creé en el amor, en la amistad sana y no envidia. La gente como yo no se calla,
dice siempre lo que piensa, aunque a veces, eso duela. La gente como yo es
amable, generosa, transparente. A la gente como tú le repatea y nos señalan de bienqueda. La gente como yo celebra los
éxitos de los demás y le da la mano a quien más lo necesita.
La gente como yo se maravilla con cada puesta de
sol, habla con el silencio y agradece los mínimos detalles como si fuesen las
joyas más caras del mundo. Achucha de verdad, sonríe de verdad, ama de verdad. Damos abrazos honestos cuando vemos a nuestros
amigos con quien hace tiempo que no hablamos. La gente como yo deja propina aún
estando en blanca.
A la gente como yo no le importa hacer el ridículo,
pregunta lo que no sabe y baila hasta quedarse sin aliento. No presume de sus bondades
y le resta importancia a esos piropos que intentan adormecer el sutil eco de lo
que de verdad importa. La gente como yo te abre la puerta, te ofrece el último
bombón de la caja roja de Nestlé y te protege, aunque tú no lo veas. Aunque tú,
no me veas. Tu envidia nos hace fuertes
mí y tú intento de daño, invencibles.

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